Orar en la enfermedad y en la muerte

3 2 luz, casi imperceptible pero muy real, la de la mañana de Pascua. Esta es la luz que buscan los creyentes, incluso aquellos que, aunque alejados de la fe, piden ser sostenidos por la oración de la que ignoran las palabras, pero cuya fuerza de pacificación perciben. Para ayudarte a superar esta prueba, hemos preparado este breve Especial de esperanza. La oración es el corazón, porque solo ella fortalece la fe y la esperanza, y da cuerpo a la caridad más natural: permanecer hasta el final con aquel o aquella que se va. * * * En una primera parte, encontrarás oraciones simples para acompañar el final de la vida de familiares o amigos, a las que otros podrán unirse con la palabra o el silencio. Estas oraciones te ayudarán a encontrar las palabras que confortan y dan una respuesta satisfactoria al que está inquieto ante la muerte, se turba pensando en su vida, teme la separación que deja cosas inconclusas, perdones no dados, etc. La oración es un consuelo tanto para quien parte como para quien está a su lado. Es un acompañamiento en todos los instantes, los últimos momentos, el último aliento. La segunda parte te dará la posibilidad de rezar al lado del difunto en una oración personal o comunitaria, destacando los signos del bautismo. Todos los elementos propuestos podrán ser organizados de forma diferente en función de las personas, los lugares, las circunstancias. Cada familia tendrá en cuenta la fe del difunto y la de los participantes, pero la esperanza cristiana estará siempre en el corazón de la oración. Tras un breve recordatorio de la importancia central de las exequias en la oración por los difuntos, una tercera parte abordará la oración en el cementerio, en el crematorio, etc., y luego la que acompaña a la vuelta a la vida ordinaria recordando al difunto. Para completar este recorrido que fortalece la esperanza, hemos añadido indicaciones para llevar la comunión a los enfermos y los elementos del ritual del sacramento de la unción de los enfermos. A todo ello se añade una larga reflexión teológica sobre la muerte. En efecto, no se olvidará que, además de la oración que vivimos con la persona al final de la vida o junto a ella, conviene ponerse en contacto con un sacerdote para estudiar, según las circunstancias, el sacramento de la unción de enfermos y/o la comunión como viático. * * * Deseamos que este breve subsidio sea útil para sostener en vosotros la esperanza y hacerla visible a quienes os rodeen. Que os ayude a orar con María y en la comunión de los santos, ¡ahora y en la hora de la muerte!

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