Los Santos Maestros de la Oracion

PRESENTACIÓN En la primera semana del mes de mayo de 2003 el editor de este libro comenzó una aventura apasionante. En esos primeros días del mes de la Virgen, Juan Pablo II acababa de dejar nuestro suelo en la que sería su última visita a esta tierra tan querida por él. El aeródromo de Cuatrovientos y la Plaza de Colón, en Madrid, fueron los lugares de las magnas concentraciones en torno al Sucesor de Pedro. La tarde del 3 de mayo quedará imborrable en la memoria del millón de jóvenes que allí se congregó. El Papa estuvo cercano, como siempre que se encontraba con los jóvenes («un joven de ochenta años», como dijo con improvisación simpática) y en esa vigilia de oración habló del drama de la falta de interioridad: «El drama de la cultura actual es la falta de interioridad, la ausencia de contemplación. Sin interioridad, la cultura carece de entrañas, es como un cuerpo que no ha encontrado todavía su alma. ¿De qué es capaz la humanidad sin interioridad? Lamentablemente, conocemos muy bien la respuesta. Cuando falta el espíritu contemplativo no se defiende la vida y se degenera todo lo humano. Sin interioridad el hombre moderno pone en peligro su misma integridad». Dos días más tarde de ese magno acontecimiento, con el corazón todavía ardiendo y resonando esas palabras en mi interior, me visitó el director general de la revista internacional Magnificat, Pierre-Marie Dumont, para que me hiciera cargo de ella en la lengua española. Parecía que Dios me venía a visitar, a través de este mensajero, invitándome a asumir ese valiosísimo instrumento y dar así respuesta inmediata a la invitación del Santo Padre en Cuatro Vientos. Iniciamos esta aventura con la confianza puesta en Dios sabedores de que sería Él quien daría el incremento. Así ha sido en estos casi veinte años de existencia. Magnificat se ha extendido en poco tiempo de modo sorprendente haciendo un inmenso bien a miles de personas y familias. Esto quiere decir que había una necesidad acuciante y que se ha llenado un hueco donde faltaba algo importante. Los trabajos y desvelos han sido muchos pero las alegrías han sido todavía más numerosas. Cientos de cartas y mensajes que han llegado a nuestra redacción muestran el agradecimiento de tantos que se benefician de esos materiales para la oración, la vida litúrgica, el crecimiento en la vida espiritual.

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