Orar en la enfermedad y en la muerte

99 Anexos • Llevar la comunión y el viático a los enfermos • Sacramento de la unción de los enfermos • La muerte: una perspectiva teologal Este subsidio, pensado para sostener la esperanza de hombres y mujeres en la prueba representada por la enfermedad y la muerte de un ser cercano, no cumpliría completamente su servicio sin esta última parte. Por una parte, porque algunos nos lo han solicitado y, por otra, porque la oración de la Iglesia, aunque sea reducida a un solo miembro, siempre es la de todo el Cuerpo. «Quien celebra solo en el desierto es una asamblea numerosa. Si dos se unen para celebrar entre las rocas, miles y miles están allí presentes. Si hay tres que se reúnen, un cuarto está entre ellos. Están reunidos, el Espíritu reposa sobre ellos. Y cuando terminan su oración, el Señor se levanta y sirve a sus servidores», decía san Efrén. Porque Cristo se alza en medio de la comunidad, Cuerpo de Cristo en oración, nos ha parecido importante dar un lugar a los sacramentos de la Eucaristía y de la unción de los enfermos. Cristo mismo se une a los que quiere consolar: por la Eucaristía, «pan del hombre en camino»2, y por la unción bienhechora que calma y vivifica. La esperanza es el núcleo de estos dos sacramentos. Ambos favorecen la acción de Cristo en favor de las personas enfermas o al final de la vida. No dudemos en proponer estas dos fuentes de gracia a quienes las necesitan. 2 Secuencia de la fiesta del Corpus Christi. 98

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