El artículo del mes

Oremos por las intenciones del papa Francisco por Pablo Cervera Barranco

«Red Mundial de Oración» (Apostolado de la Oración) durante el mes de Mayo 2024

Orar por el papa y sus intenciones pertenece a la esencia de la vida cristiana. Nuestra oración por el sucesor de Pedro se encuentra a diario en la plegaria eucarística, corazón de la celebración de la santa Misa: «Acuérdate, Señor, de tu Iglesia, extendida por toda la ­tierra, y con el papa Francisco…»

El papa confía cada mes a su Red Mundial de Oración, el Apos­tolado de la Oración, dos intenciones (una anunciada al comienzo del año y la otra en la inmediatez del mes en curso) que expresan sus grandes preocupaciones por la humanidad y por la misión de la Iglesia. Son una convocatoria mundial para transformar nuestra plegaria en «gestos concretos». Resumen su plan de acción para movilizarnos cada mes por un propósito concreto que nos invita a construir un mundo más humano y más divino.

Intención universal: Por la formación de religiosas, religiosos y seminaristas

Oremos para que las religiosas, los religiosos y los seminaristas crezcan en su camino vocacional a través de una formación humana, pastoral, espiritual y comunitaria, que les lleve a ser testigos creíbles del evangelio.

Todos los cristianos tenemos una misma vocación: la vocación a la santidad. No hay cristianos de primera o cristianos de segunda. Sin embargo, dentro de la Iglesia hay vocaciones específicas que implican un seguimiento más cercano de Jesucristo: los consagrados. No pertenecen a la estructura jerárquica de la Iglesia pero sí a la esencia de la vida eclesial, como afirmó el Concilio Vaticano II. Su persona y misión necesitan, como los primeros discípulos de Jesús, una escuela de evangelio que los prepare en todos los ámbitos (espiritual, humano y pastoral) para que con su vida sean testigos capaces de atraer a otros hacia Jesucristo. Los consagrados, como Juan Bautista, deben ser con su vida índice que señale con su existencia a Aquel a quien han entregado su vida por amor.

Ofrecimiento diario por la Iglesia y por el mundo

V/ Ven, Espíritu Santo,
inflama nuestro corazón
en las ansias redentoras
del Corazón de Cristo.

R/ Para que ofrezcamos
de veras nuestras personas y obras,
en unión con él
por la redención del mundo.

Señor mío y Dios mío Jesucristo:
por el Corazón Inmaculado de María
me consagro a tu Corazón,
y me ofrezco contigo al Padre
en tu santo sacrificio del altar,
con mi oración y mi trabajo,
sufrimientos y alegrías de hoy,
en reparación de nuestros peca­dos
y para que venga a nosotros tu reino.

Te pido en especial:
por el Papa y sus intenciones,
por nuestro obispo
y sus intenciones,
por nuestro párroco
y sus intenciones.